LA VICTORIA POR DENTRO

Reclusos crean su propio orden

El involucramiento de los reos ha permitido establecer normas en cada celda y pabellón, a través de alrededor de 100 reclusos designados como encargados, y de enlaces por áreas de servicios.

Colaboración. Los reos se preocupan por mantener ordenado el recinto, por lo cual realizan diferentes tipos de trabajo y cooperan con los diversos programas que se desarrollan en el penal., de acuerdo a sus relatos.

Colaboración. Los reos se preocupan por mantener ordenado el recinto, por lo cual realizan diferentes tipos de trabajo y cooperan con los diversos programas que se desarrollan en el penal., de acuerdo a sus relatos.

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Doris Pantaleón y Wanda MéndezSanto Domingo

Pese a la tasa de hacinamiento que impera en La Victoria, que supera el 300 por ciento, los reclusos han establecido un sistema de organización que ha permitido una transformación en el penal, sustituyendo la temida figura del “preboste” por enlaces de áreas y representantes de celdas, que se preocupan por mantener el orden y coordinan los trabajos con las autoridades.

Esta colaboración ha posibilitado la aplicación de normas en cada celda y pabellón, a través de la designación de alrededor de 100 reclusos como encargados de celdas y de enlaces por áreas de servicios, que son responsables de velar por el cumplimiento de los programas y de llevar a las autoridades las inquietudes de los presos.

Las custodias no utilizan armas de fuego dentro del penal y los propios reclusos testifican de que en La Victoria “la cultura del palo y el empujón terminó”.

Los enlaces que “lideran” los programas en el recinto están distribuidos por áreas o servicios: Domingo de la Cruz, en seguridad; Roberto Jiménez, en Gestión Ambiental y Reciclaje; Miguel Minaya, en Salud; Isael Lugo, en educación; Yoneybis Chávez, en los programas de la escuela vocacional, y Miguel Racedo, en deporte.

“Eso nos da facilidad de hablar con las autoridades, ese ambiente de escuchar es lo que ha dado paso al cambio”, afirma Jiménez, quien lleva siete años de reclusión por homicidio, de una pena de 20 años de prisión.

Esa afirmación es reforzada por Domingo de la Cruz, quien tiene 14 años preso, cumpliendo una condena de 20 años por violación sexual.

Verdadero cambio Asegura que las normas establecidas han permitido exhibir un verdadero cambio, y atribuye a un mito aquello de que el que llega a La Victoria debe demostrar que es “guapo” y que los presos de nuevo ingreso son violados o abusados sexualmente.

“Yo llegué aquí en el año 2001, de esa época hasta aquí es mucho lo que el penal ha cambiado, he visto pasar entre 10 y 11 directores de Prisiones y eran pocos los que mostraban interés por La Victoria, contrario a lo que ocurre ahora”, afirma.

Recuerda que antes con mucha frecuencia se suicidaban los presos dentro del penal; se registraban motines todos los sábados, día de visita; los presos de determinados barrios eran los que controlaban la cárcel, la seguridad no se atrevía a entrar, y la basura y los gusanos andaban encima de las personas.

“En ese entonces si había que ser guapo”, recalca Domingo, mientras deja escapar una sonrisa que refleja el orgullo de haber sobrevivido a esa etapa.

Eso cambió, cuenta, porque se designaron representantes por celdas, que vigilan el comportamiento de los reos, lo cual sostiene ha representado una mejoría en 90% en el trato a los reclusos. “Nadie nos mata un hombre desde que se cierran las celdas, si hay que mover a un recluso a otra área se hace y cuando muestra arrepentimiento vuelve, cuando alguien se resiste al orden, entran agentes de seguridad, pero sin armas”, resalta.

Convencido de ese cambio, De la Cruz se atreve a afirmar que “aquí no hay presos peligrosos, aquí hay presos carpetosos”.

El recluso Yoneybis Chávez asegura que allí no se permite la violencia y que el que viola las normas se saca de su entorno y se pone incómodo, lo cual considera lo hace reflexionar y cambiar. Chávez tiene 9 años privado de libertad, guardando una condena de 20 años por homicidio. Los reclusos reconocen que al principio era difícil mantener esa organización, porque la gente se resiste a los cambios, pero que poco a poco se fueron concientizando.

Los testimonios de los reclusos fueron dados a ejecutivos y redactores de LISTÍN DIARIO durante un Desayuno realizado en la cárcel La Victoria el pasado jueves 15 de octubre.

De la Cruz considera una muestra de ese cambio en La Victoria el hecho de que la Dirección de LISTÍN DIARIO realizara ese encuentro en el penal, algo que no se lo imaginaba.

El director de Prisiones, Tomas Holguín La Paz, apuntó que el propósito de la Cita con el LISTÍN fue interactuar sobre el cambio de visión de lo que era La Victoria antes y lo que es ahora.

Entiende que debe haber un punto de convergencia, ya que es de opinión que no deben estar funcionando dos sistemas penitenciarios diferentes, porque todos son seres humanos.

Salida y entrada En la Penitenciaría La Victoria ingresan semanalmente entre 90 y 110 nuevos reclusos y 70 salen de libertad. Entre 130 y 140 son enviados cada dia a los tribunales para que asistan a las audiencias.

Allí conviven, unos en mejores condiciones que otros, 8,049 reclusos, cada uno con una historia distinta.

Cada semana en La Victoria se cocinan 65 sacos de arroz; entre cinco y seis sacos de habichuelas; 400 libras de cerdo; 1,000 libras de pollo y se consumen 10,000 plátanos, que dada la carestía que presenta actualmente ese producto ha sido sustituido por otros víveres.

Ese consumo de comida es fijo cada semana, a pesar de que sólo 40 por ciento de los reclusos depende directamente de la administración del penal para su alimentación y el resto lo hace por cuenta particular en las cafeterías o comedores que funcionan dentro, o preparan individualmente sus alimentos.

El principal delito es el homicidio, el segundo el robo y el tercero tráfico de drogas.

Cada recluso tiene una historia, unas conmovedoras y otras que espantan.

Conocer las interioridades de cada caso es difícil, pero hay algunos que tocan realidades tan marcadas que llaman la atención de quienes les rodean, afirma el alcalde Gilberto Nolasco, quien tiene dos años al frente del penal.

Sostiene que ha aprendido a desligar el trabajo de su vida personal, pero que hay historias que marcan, como el caso de un recluso que tenía dos años con orden de libertad a pena cumplida y no había podido salir por no poder pagar una fianza de 500 pesos.

“Nosotros mismos se los dimos para que se fuera”, dice.

(+) REGLAS IMPUESTAS EN LA PENITENCIARÍA En el recinto La Victoria existe un horario para la recogida de la basura, que va de seis a ocho de la mañana para retirar los desperdicios de las celdas, y de 3:30 a 6:00 de la tarde para sacarlos del penal.

Fuera de ese horario ningún presidiario puede sacar desechos de las celdas o de la cárcel. Los tanques de la basura están rotulados con colores distintos para cada área. Para la ejecución del programa medioambiental se formó un equipo de 25 presos.

En materia de salud, se han creado reglas a lo interno de cada celda, como es el caso de no fumar, no cocinar después que cierta hora para evitar la propagación del calor, no escupir en el piso y dejar el baño limpio.

El recluso Roberto Jiménez, encargado del programa de gestión ambiental y reciclaje, dice que se han sorprendido de cómo los presos han respondido positivamente a las reglas que se han establecido para la recogida de la basura.

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